Pues sí, me alcanzó, me tomó deprevenida, me sacó de onda: de pronto resulta que, además de artritis reumatoide, también tenía osteoporosis… ¡zaz! Pero te confieso, que después de haber visto el infierno el año pasado, esto no era nada ya, y sólo me quedaba tomar cartas en el asunto de una manera ESTOICA.

En mis citas de rutina con la ginecóloga hace dos años, antes de que todo se “destapara”, le platicaba de los síntomas, de los dolores, de nuevas cosas que, “obvio, una mujer de tu edad (5o) puede estar sintiendo: ya estás cerca de la menopausia y es normal, pero ahora te vas a hacer estos análisis para revisar como andas de…: ¿sabes cómo estás de la vitamina D? ¿te has hecho una densitometría ósea?”

Falta de vitamina D posible factor que me llevó a la osteoporosis

Pues no. A qué hora iba yo a saber que podría estar mal de eso alguna vez. Me había quejado de mis dolencias muchas veces y nunca me había mencionado la idea de cómo podría estar de esos niveles.

No tenía ni idea que debía hacerme esos controles por la edad y, aunque tenía cierta literatura al respecto, ¿cómo me iba a imaginar que algún día yo podría estar baja de todo eso? En esa época, mi sentido común, no era tan común.

Y sí… mi vitamina D estaba nula y mi densidad ósea casi en osteoporosis: Osteopenia.

Pues bueno, empecé a tomar vitamina D y un par de meses después me diagnostican la artritis reumatoide. Lo bueno es que empezaba a encontrar más piezas para armar mi enorme rompecabezas tendido en la mesa de mi cerebro por años… “¿así es que, entonces, es la falta de vitamina D la pudo haberme tenido así, tan llena de síntomas? ¡¿Por cuánto tiempo la tuve en ceros?!”

Pero como me absorbió el tema artritis unos meses después y me encontré realmente mal por los medicamentos, la depresión y un torbellino enorme de cuestiones al respecto, olvidé que yo tenía que estar trabajando duro contra la osteopenia.

Fue así que, en apenas meses de enterarme que tenía osteopenia, me encontraba bajando muchos de peso por el período donde recibía el diagnóstico de artritis enfermándome aún más por los fármacos al punto de casi una anorexia nerviosa (efectos secundarios de los inmunosupresores) y fue que la osteoporosis me alcanzó silenciosamente y sin poder yo ser conciente de esa posibilidad mientras sucedía.

Sí, osteoporosis. No lo puedo creer. Yo la niña que siempre brincaba, que saltaba, que hacía marometas, y tenía mucha fuerza apenas unos años atrás, se volvía cada vez más frágil.

Pero, eso no lo supe hasta casi un año después, cuando haciéndome otra densitometría y con meses de trabajo duro en dieta y ejercicio (pues ya había iniciado mi protocolo para revertir la artritis), me entero de que algo se me fue de las manos pues la oasteoporosis me había alcanzado en menos de un año de la primera densitometría.

Cómo les digo, fue debido a esa pesadilla que me causaron el diagnóstico y los medicamentos para la artritis.

Ok. “Otro diagnóstico más”, me dije, y ahora necesito ver qué sucedió exactamente y qué debo ponerme a hacer inmediatamente.

Escoger un tratamiento para la osteoporosis con mucho escrutinio

Y aún estoy en eso, porque alguien experta que está ayudándome a entender la raíz de esa osteoporosis que, lo mas seguro es que lleva muchos años gestándose, no puede verme ni yo a ella por esta cuarentena.

Estamos en pausa, pero puedo entender que sea un par de cosas las que me derivaron a esto, pues también tengo mucho tiempo de que, a la par con problemas digestivos que pudieron estar malabsorbiendo nutrientes, entre ellos el calcio, tengo muchos años de no comer lácteos (de las mejores fuentes de calcio) por no tolerarlos. Soy alérgica a la caseína.

De hecho, no creo volver a incluirlos en mi dieta y la misma endocrinóloga me dijo que, no era opción que los incluyera si no los toleraba pues eso empeora la osteoporosis.

Lo bueno es que, aún y con un nivel de osteoporisis, ella me dijo que no era severa, y me dijo que no era necesario de entrada tomar nada de bisfosfonatos (Fosamax), lo cual, tampoco yo los tomaría pues sé muy bien sus efectos secundarios.

Prefiero hacerme a un lado de eso, sabiendo que no los necesito en este momento. (Léan el libro de la Dra. Lani Simpson “No‑Nonsense Bone Health Guide”, excelente fuente de información que te ayuda a replantearte con agudeza cuáles son las mejores opciones de salud para tu baja densidad ósea).

Pinta bien que un médico tradicional (doctora endocrinóloga) no me sugiera de entrada estos medicamentos, aún y que ella es experta en osteoporosis, pues ya una de las reumatólogas que vi, aún yo con osteopenia, me estaba prescribiendo fosamax, y también una de las ginecólogas que vi (buena en algunas cosas, pero pésima en otras) me estaba recetando lo mismo diciéndome además que nunca iba a poder revertirlo y que el ejercicio no me serviría para nada que la única solución era el fosamax. Así, literalmente, con esa frialdad hasta infantil. Ninguna de las dos es especialista en osteoporosis.

Recetar así como así, estos tipos de medicamentos, es muy peligroso si no eres especialista en el tema y no ejecutas un importante estudio clínico, antecedentes de salud, de familia, etc. al paciente.

Yo por ejemplo, no estoy en la menopausia y sigo menstruando aún con 52 años, eso quiere decir que no ha sido la falta tanto de estrógenos las causas que de pronto me han llevado a este cuadro importante de salud, y entonces el tema importante es ver cómo arreglar las causas raíz para que esto se detenga.

Comúnmente viene después dela menopausia una osteoporosis por la ausencia total de hormonas.

En este tema eso es lo que se debe hacer antes de llegar a cualquier diagnóstico y prescripción de tratamiento: una historia clínica del paciente, sobre todo si puedes tratar tu baja densidad ósea de otra manera menos agresiva o absolutamente nada agresiva. Eso lo debes ver contigo alguien muy especialista en el tema y mejor, si tiene visión holística.

El fosamax está relacionado incluso con provocar fracturas de hueso si es usado de manera incorrecta. Aunque en ocasiones muy especiales y a corto plazo puede tener “utilidad”, es un medicamento que detiene el crecimiento de células nuevas en el tejido óseo deteniendo la caída de las células viejas con el fin de que el hueso no se pierda y eso, si no se trata bien individualmente, puede causar severas fracturas a ciertos pacientes. (1)

Por favor, no se queden NUNCA con los diagnósticos de pesadilla negativas e ignorantes de algunos médicos y busquen hasta el final, alternativas que les den otro panorama del asunto, porque comúnmente, LAS HAY.

La endocrinóloga especialista que fui a consultar por este tema, me mencionó como posible primera opción, según mi cuadro y posibles resultados de análisis, buscar mejora con terapia de reemplazo hormonal pues, aunque no estoy en la menopausia y sigo menstruando, sí estoy ya en la perimenopausia y eso provoca desequilibrios hormonales que pueden estar influyendo en mi estatus óseo también.

Me traje de tarea la posible propuesta para estudiar muy bien si eso puede ser conveniente para mi sólo como un tratamiento a corto plazo.

Le propuse hormonas bioidénticas a lo cual me dijo que no está comprobado que este tipo de hormonas puedan ayudar a regenerar tejido óseo (¿será?) sólo son las sintéticas. Eso lo tendré que estudiar muy bien antes de aprobar cualquier tratamiento pues la TRH también tiene sus importantes efectos secundarios.

Debemos poner todo en balanza y siempre, siempre, ver a la medicina tradicional convenientemente cuando tiene recursos que pueden ayudarnos para bien sin afectarnos de maneras irreversibles.

Trabajar duro con la baja densidad ósea de la manera más natural posible

Mientras pasa la cuarentena, yo estoy trabajando muy duro con dieta, ejercicios especiales y mucha mentalidad que reafirme mi poder, pues sé muy bien que, como es adentro, es afuera, y por alguna razón interna y profunda, mi fragilidad física es respuesta de cómo me había visto en mi vida internamente, y en eso estoy trabajando.

Sé muy bien que soy toda fortaleza y así lo he demostrado en todos mis desafíos. Pero la mente es engañosa y cuando hay una enfermedad así, llena de tanto simbolismo como lo es la fragilidad en lo que te sostiene, a veces resulta hasta interesante saber, el motivo raíz que lo llevó a estar así.

Más que falta de calcio es malabsorción de calcio

Pero hablando de la enfermedad en sí, la osteporosis muchas veces (o la mayoría) no es falta de calcio, pero una malabsorción del calcio, pero mientras estás en tu camino de componer esas malabsorciones y otras afecciones que te llevaron hasta este punto, buenas fuentes de calcio y otros minerales deben ser también tu prioridad, pues te darán otros minerales esenciales para fortalecerte y poner en equilibrio desbalances que te han llevado a estas instancias de salud.

Las enfermedades, recuerda, son desequilibrios que comúnmente vienen de deficiencias nutricionales por malabsorciones, derivadas de ciertos hábitos dañinos, como malas dietas, estrés, etc., y que, muchas veces, son círculos viciosos que se retroalimentan entre sí causando todos estos desperfectos. La genética juega un papel muy bajo en la manifestación de las enfermedades, comúnmente domina el medio ambiente.

La comida debe ser tu mejor medicina

Así pues, esta mi experiencia con mis huesos, por si te sirve de algo. Por lo pronto, aquí me tienen buscando en este momento por mi cuenta, las mejores opciones que no dañen más mi cuerpo para regenerar mis células y tejidos que me han llevado a estos diagnósticos y hoy quiero compartirles tres jugos que están llenos de calcio y otros minerales esenciales que te ayudarán en tu camino para construir hueso.

La comida es, por supuesto, tu mejor fuente de calcio y una de tus mejores opciones para obtener calcio, es direcatmente de las verduras. Si sufres de osteoporosis, los lácteos no son la mejor opción para comer, pues son inflamatorios a tu sistema digestivo, y debes tener un sistema digestivo en excelentes condiciones para trabajar la baja densidad ósea.

Tener un intestino fuerte y sano, hará la diferencia, primordialmente. Luego, hay muchas otras fuentes ricas en calcio, no sólo los lácteos ¿lo sabías?

3 jugos para construir hueso

Esta primera receta de jugo verde denso en calcio, la llamaré:

Delcia verde exótica para construir mejores huesos

Ingredientes

  • 2 manzanas chicas o una grande
  • 1/2 aguacate
  • 1 pepino
  • 2.5 centímetros de raíz de jengibre
  • 1/2 limón
  • 1 naranja grande pelada y en gajos
  • 1 puñado de perejil
  • 2 puñados de kale
  • 1 rebanada gruesa de raíz de cúrcuma

Direcciones

  1. Exprime todos los ingredientes en un exprimidor de jugos, excepto el aguacate.
  2. Pelar el aguacate y sacar la carne.
  3. Mezcla bien en una batidora el jugo y el aguacate hasta lograr una consistencia suave.
  4. Servir frío.

Jugo con chía para regenerar tejido óseo

Esta es una de las recetas de protección ósea que también alivia el dolor de barriga y alivia la hinchazón.

Ingredientes

  • 2 manzanas medianas
  • 1 bulbo de hinojo (con frondas)
  • 2 centímetros de raíz de jengibre
  • 1/2 limón
  • 1 naranja pelada
  • 10 hojas de menta
  • 1 cucharadita de semillas de chía

Direcciones

  1. Procesa todos los ingredientes en un exprimidor, menos la chía
  2. Triturar las semillas de chia con un mortero. Cubre el jugo con chia triturada y sirve.

Jugo verde para baja densidad ósea y artritis

Esta mezcla de jugo para huesos tiene beneficios para el alivio del dolor para aquellos que sufren de artritis. Si no tienes aceite de oliva virgen extra a la mano, no lo sustituyas por nada más, ya que eso podría deshacer lo bueno que hace este jugo. Además, evita los lácteos para obtener los máximos beneficios de este jugo.

Ingredientes

  • 1 manzana mediana
  • 4 tallos de espárragos
  • 1 tallo de brócoli
  • 3 zanahorias grandes
  • 3 tallos de apio grandes
  • 1 cucharada de aceite de oliva
  • 1 puñado de perejil
  • 1 rebanada gruesa de cúrcuma

Direcciones

  1. Coloca el aceite de oliva en el vaso que vas a servir el jugo
  2. Extrae el jugo del resto de los ingredientes y vierte el jugo en tu vaso
  3. Revuelve y toma de inmediato.
Bibliografía
  1. Saita, Y., Ishijima, M. y Kaneko, K. (2015). Fracturas femorales atípicas y uso de bisfosfonatos: evidencia actual e implicaciones clínicas. Avances terapéuticos en enfermedades crónicas , 6 (4), 185-193. https://doi.org/10.1177/2040622315584114

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Tay Cuéllar

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