Era 2015 y acompañaba a mi mamá a una de sus citas con la reumatóloga. Sentadas ahí en la salita de espera, estaba otra señora esperando su turno y se puso a platicar con nosotras, especialmente con mi mamá.

La ansiedad hablada en “voz baja”

Le contaba parte de sus síntomas en general. Yo escuchaba. Surgió que iba a ver a la doctora porque le quería preguntar por qué sentía ya desde hacía tiempo como que, “sobresaltos en el pecho” que luego la dejaban como que “sin aire”. Eso la angustiaba mucho, decía, porque le sucedía de noche la mayoría de las veces y no la deja dormir bien y porque a veces le daban ganas de llorar y no sabía cómo decírselo a su esposo.

Mientras lo contaba, supe lo que era.

Yo ya sabía lo que era la ansiedad por ese entonces, porque yo misma había sufrido de estrés postraumático que traía esporádica sensación de ansiedad y que resultaron en algunos episodios de ataques de pánico que luego supe manejar. También, no sabía cómo contárselo a alguien. Era como que algo que me guardaba para mi sola, porque tenía la sensación de culpa por sentirlo, de miedo al contarlo por pena y temor de que no me creyeran o porque pensaba podría molestar o ser juzgada. Era un claro estigma lo que me producía sentir todo eso, que me lo guardaba.

Me acerqué a mi mamá, y en voz baja le dije: “es ansiedad”. Luego ella, volteando a ver a la señora, le dijo: “dice mi hija que es ansiedad”. La señora me volteó a ver como queriendo saber más haciendo un gesto de sorpresa.

Debes ver el origen de tu ansiedad

En ese entonces no estaba documentada como lo estoy ahora. Por ejemplo. Ahora sé, que, si ella estaba tomando medicinas reumatológicas, la ansiedad es un efecto secundario que puede venir con insomnio, pensamientos catastróficos y depresión, pero aparte, ella sin duda también, pudiera estar padeciendo de una fuerte ansiedad debido a la angustia de la enfermedad, la edad, problemas específicos o todo junto.

Ella tendría un poco más de 60 años aparentemente. Me sorprendía que, incluso, lo contaba como con un reparo de pena o culpa por sentirlo, pues lo hablaba en voz baja. Casi disculpándose. No por nada no sabía cómo contárselo a su esposo, me supongo.

Todo eso yo lo reflexiono ahora después de 7 años de propia autoobservación y me doy cuenta de que, hablar de temas que tienen qué ver con salud mental, es un tabú.
Es todavía un tabú hablar sobre nuestras deficiencias en salud mental por temor a que nos digan que “estamos locos” que “somos raros”. No queremos que piensen que tenemos problemas que nos llevan a sentirnos así… como si nadie los tuviera.

La ansiedad: una realidad que no se habla

La realidad es que, la mayoría pretende no tenerlos por esa misma razón de no sentirse “descubiertos” con problemas. Tener problemas que generen problemas de ansiedad, no es motivo de inferioridad.

Todos padecemos de algo con respecto a nuestra salud mental, cómo no padecerlo si, en primer lugar, tenemos cerebro que genera pensamientos ( y más negativos) y un cuerpo que siente estrés, y segundo, lamentablemente vivimos en un mundo lleno de presiones y competencia. Pero somos muy renuentes en aceptarlo y hablarlo hasta que eso empieza a dominarnos de una manera terrible que no podemos esconderlo.

Debemos hablarlo porque es así como se soluciona, y para que esto no empeore hacia otro estadio de deficiencias en salud mental que pueden derivar a trastornos más fuertes, mentales y autoinmunes por todo el desajuste hormonal que trae ese estrés. La ansiedad no solo se queda en un “sentimiento”. Mientras está sucediendo, se genera mucha actividad bioquímica en el cuerpo que, de manera crónica, es corrosiva.

Es importante no solo hablar sobre lo que te sucede, sino documentarse en todo lo que sentimos para que no seamos presos tampoco de la ignorancia y nos lleve a medios para solucionarlo aún más ignorantes que nosotros, entre los que entran nada más y nada menos que, los propios médicos.

Evita el psiquiatra a menos que lo necesites de verdad

Sí, es triste, pero aterrizando este tema al consultorio de tu reumatólogo, gastroenterólogo, cardiólogo, oncólogo, etc., ante estos síntomas que puedas describirle, la mayoría te derivarán con psiquiatras para que ellos a su vez mediquen medicina para la ansiedad, el insomnio y otros desequilibrios más que deben ser abordados de raíz en vez con “tapaderas”.

La medicación para la ansiedad es como un tapón de olla de presión: no cura la razón de lo que te sucede y su medicación suele ser peor. Imagina que ya estás tomando medicinas fuertes para la artritis, ¿ahora taponar con medicinas psiquiátricas para la ansiedad?

Los ansiolíticos no abordan el problema de tu ansiedad y qué es lo que te la está generando. El problema de muchos es la urgencia de ya no sentir sintomatología y nos hacemos adictos a las medicinas. ¡Las pedimos!

Curioso que tomar ansiolíticos no sea tan tema tabú como la misma razón de tu ansiedad y ataques de pánico. Muchos dicen hasta con orgullo “pues prefiero las pastillas que me quitan los síntomas a seguirlos sintiendo.” Jamás se preguntaron el por qué de su ansiedad…

El tabú de la ansiedad suele ser por el fondo emocional que la provoca

Ahora. Esto es interesante. Creo que el tabú es porque, casi siempre, la raíz de todo problema de salud, es emocional. Y hablar de tu estado emocional, sí es un tabú. La medicina no.

Sea un tabú o no, la sintomatología de tu ansiedad debe ser investigada de dónde procede en realidad para ser curada, porque las medicinas, hoy en día, no son medicinas. Etimológicamente, la palabra medicina significa “curar”, y es lo único que no hacen.

Pero muchas veces son los medicamentos el origen de la ansiedad

Y hablando de los factores que pueden causar ansiedad, muchas veces esta procede de efectos secundarios de medicamentos reumatológicos (si los tomas) y si la enfermedad ya te traía angustia generando ansiedad, esta se hace más grande.

Ahora. Si vas con tu reumatólogo y le cuentas de tus sobresaltos, derivarte con psicólogos está dentro de un tratamiento razonable porque, con la ayuda certera de un buen terapeuta para sobrellevar tu problema de ansiedad, puede llegar a limpiarte de esa angustia de manera muy funcional y no invasiva. Ayudándote a llegar a la raíz para trabajar tu bienestar mejor. Pide ese tipo de ayuda y trata de evitar los medicamentos.

Terapia psicológica para manejar la ansiedad

Creo que, sin que un médico te lo diga, ir a terapia debe ser sí o sí, parte de tu proceso de recuperación de la artritis. Pero hasta las palabras: terapia, psicólogo, pueden generar un tabú en pacientes creyendo que ellos no necesitan para nada a “loqueros”. Esa percepción debe cambiar, si no vas a estar desperdiciando, un recurso valiosísimo para tu recuperación.

Resumen final

En resumen: Si eres una paciente con autoinmunidad, es importante que tanto como tratar tus dolores, tratar tu ansiedad. Si sufres de sobresaltos y angustia que te dejan sin aire, puede ser casi seguro que lo que tienes es ansiedad. Si dejas pasar eso, eso empieza a escalar hasta empezarte a traer pensamientos catastróficos y otros síntomas, incluyendo los ataques de pánico y el insomnio. No lo dejes porque si estás tratando de sobrellevar tu enfermedad, la ansiedad no te ayudará a tomar las mejores decisiones.

La ansiedad no es un tema que deba abordarse en secretismo, no debe ser un tema que debas tener “pena” hablarlo con tu esposo/a, familia en general con quien vivas, no debe ser algo que los demás se molesten porque la tienes, no debe ser algo que deba generarte más estrés porque esto, tiene maneras de solucionarse.

Sea poca, mucha o tanta ansiedad que te cause pánico, la ansiedad no debe hacerse a un lado, y los tuyos deben también aprender a que, esto no es un tema que “no se habla”: ¡debe hablarse! Y ellos deben aprender a abordarla contigo para ayudarte. Hablarla, despeja muchas incógnitas y ayuda a sanarla haciéndote menos propensa/o al dolor.

Lo que te va a curar, es primero dejar de ver a tu salud como un tabú. Debes también saber la sintomatología específica de la ansiedad, saberla detectar en tu cuerpo y en tu pensamiento, saber las razones de por qué la tienes, saber qué es la ansiedad en tu cuerpo (algo que TODOS tenemos en menor o mayor grado).

Y entre algunos recursos accesibles, directos y naturales, como hacer respiraciones profundas, llevar una dieta antiinflamatoria y pro-sistema nervioso, practicar la meditación, y la sanación emocional, evitar bebidas estimulantes y otra variedad de cosas que debes investigar, eso serán puntos y soluciones muy certeras para evitar que progrese y para hacer de tu cuerpo un vehículo del cual solo tú puedes tomar control, sin vergüenzas, sin secretos, sin esconderla, sin temor, sin pena al qué dirán, sin culpa, sin prejuicios, sin tabúes y sobre todo SIN MEDICAMENTOS.

Solo lo que es, un afrontamiento a un problema de salud para solucionarlo.

Sobre mí

Tay Cuéllar

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